Un puente hacia mí misma

Rumiando y saboreando esta idea, me sirve para comprender y explicar cómo cada vínculo con otro ser es un puente que cruza hacia mí misma. 

En cada instante, en cada encuentro, tenemos la oportunidad de ver algo nuevo de nosotros mismos a través de la conexión con nuestra experiencia. Si soy consciente de mi, podré conectar con aquello que emerge al vincularme con el otro, conectar con algo genuino y propio como es mi sentir. De esta manera me hago cargo de esta experiencia y la miro como una información valiosa que me ayuda a encontrarme de nuevo conmigo, con mis necesidades, mi movimiento interno.

Cuando no podemos conectar con lo que está vivo en nosotras, vivimos una experiencia bien distinta. Al perder esa conexión con lo vivo, con la vida, llenamos ese vacío, esa separación con valoraciones sobre lo que el otro es, catalogando lo incorrecto o lo correcto, viendo únicamente lo bueno o lo malo en el otro. Este camino trae violencia y sufrimiento, al vivirnos separadas de nosotras mismas y del otro, que es la misma cosa.

A veces nos parece muy complicado o alejado de nuestra realidad experimentar esta unión o conexión con otros seres humanos, con otros animales, plantas, minerales, con el planeta tierra... Para mí esta conexión comienza conmigo misma, haciéndome consciente de mis sentimientos y de las necesidades que hay tras estos sentimientos. 

Me lleno de compasión al hacerme consciente de ello y al darme cuenta de que todos los seres humanos compartimos estas necesidades y son nuestro motor para vivir. Ahí me encuentro de frente con el anhelo de colaborar y cocrear en esta obra de arte perfecta que es la vida.